Las epidemias políticas, del filósofo alemán Peter Sloterdijk, ayudan a interpretar el panorama de este final de 2023, tan abundante en signos de una decadencia que viene gestándose desde tiempo atrás, dando señales que pasan desapercibidas para sus contemporáneos, pervertidas y camufladas por unos medios de comunicación que no nos dejan ver el bosque. Un remedio para intentar reflexionar fuera de las cavernas es acudir a los análisis de las mentes lúcidas que saben ordenar el pensamiento y dirigirlo hacia la lógica y las deducciones que se aproximen a la realidad.
En su primer capítulo ¿Dónde están los amigos de la verdad? (publicado en un periódico suizo en 2018) abre un tema que titula El cinismo moderno donde, entre otras muchas reflexiones interesantes, dice:
Si se tuviera que caracterizar en una sola frase la atmósfera mental global de los albores del siglo XXI, tanto en Occidente como en el “resto del mundo”, debería ser: el embaucador se convirtió en el espíritu del mundo. Para comprender el cambio regresivo, uno debería ser consciente de que el presente más amplio —el rango que va de 1990 a 2018— representa una variante del fenómeno “posguerra”. Construye la era que le sigue a la Guerra Fría con su paradójico “equilibrio del terror”.
Hoy sufrimos las consecuencias del marco mental que se propagó desde los Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001: el eslogan de “la guerra contra el terror”, acuñado por el segundo Bush, ha dado licencia a los estados criminales a las mayores atrocidades.
Irreflexivos son, sobre todo, aquellos contemporáneos aparentemente bienintencionados que ignoran de forma obstinada que el 99% de los ataques terroristas del siglo XX son terrorismos de Estado. En general, son los Estados y los regímenes de propiedad estatal los que han maltratado a sus propias poblaciones a través de la política del miedo con los pretextos más diversos, principalmente para protegerlos de presuntos agresores y otras plagas perjudiciales del interior.Y analiza la raíz y el desarrollo del discurso cínico:
Sin la presión de la grave amenaza del comunismo durante la Guerra Fría, la socialdemocracia occidental se fue tornando cada vez más inverosímil; más que evitar esa amenaza —o pretender evitarla —, se alimentaba de ella. La socialdemocracia siempre supo representarse como el “mal menor”. […] Como consecuencia, la dinámica de desigualdad de las estructuras sociales impulsadas por la economía financiera podría surgir una vez más y sin filtros en el hemisferio occidental.Así, el cinismo plantó su zarpa en los discursos de buena parte de la esfera política arrastrando a muchos de los que quedan aplastados por sus efectos. Sloterdijk desmenuza su eclosión:
En un primer momento, el cinismo se puede entender como un fenómeno de desinhibición: el hecho de decir la verdad libremente alcanza en el cinismo el nivel del autodesenmascaramiento. Si la hipocresía era una reverencia del vicio ante la virtud, entonces el cinismo es el rechazo que opone la mentira a la convención de encubrirse con el idealismo.En este párrafo puede reconocerse el desparpajo ignorante que arrasa en las redes y uno de los mantras de Aznar para reactivar políticamente un conservadurismo que languidecía y que sobrecoge: "una derecha sin complejos". Tuvo éxito, desde luego, porque sintonizó con la época reaccionaria que se nos venía encima:
En sus cinismos, los gobernantes muestran que están cansados de llevar las máscaras de la hipocresía. Brillan con la ironía de los que salen airosos de la situación. Para ellos, las grandezas como el honor, la decencia, el amor a la verdad, el tacto y el ser comprensivo son meros personajes del gran teatro del mundo. Están convencidos de que pueden reclamar su derecho de excepción en cualquier momento. En nuestros días, Warren Buffet pertenece a aquellos grupos bien altos, que a veces consideran que ya no necesitan una máscara: “Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y vamos ganando”.También se propaga por la base este espíritu cínico configurando lo que el filósofo considera un pacto diabólico entre los mentirosos y los engañados, cuyo ejemplo paradigmático sería el fenómeno estadounidense de Trump:
Entre la “plebe”, en el sentido de Hegel, figura aquel que se considera muy pobre como para querer permitirse la comedia de la decencia. Lo que el cinismo de arriba tiene en común con el de abajo es la dispensa autoconcedida de satisfacer las imposiciones excesivas de una moral universal.
En el capítulo Las epidemias políticas, analiza el ‘Brexit’ (nombre que es copia exacta del ‘Grexit’ que un analista financiero de Nueva York acuñó en su momento para referirse a la posible salida de Grecia de la eurozona) considerándolo como punto de partida de la basura populista y la constatación de la decisiva influencia de los medios en su difusión, poniendo en evidencia la mecánica del populismo:
¿Qué debe entenderse entonces cuando una campaña de agitación como la del activista del leave, Nigel Farage, pudo llevarse a cabo con éxito en el país de origen de la democracia?Y aquí llegamos a un punto crucial, al denominador común de toda desestabilización reaccionaria que todavía sigue sin dique que lo contenga:
La respuesta a esta pregunta se puede encontrar en una disciplina que se conoce, entre la gente educada en nuestros tiempos, como “teoría de los medios” […] Los medios de comunicación modernos son menos medios informativos que portadores de infecciones. Lo que pretende ser información no suele ser más que emoción, envenenamiento y destrucción del juicio público. Solo en la superficie la democracia tiene lugar como intercambio de argumentos y contraargumentos. En el fondo, es un enfrentamiento constante entre epidemias estratégicas y vacunas.
El punto ciego de todas las constituciones son los medios de comunicación en su función de violencia indirecta. El hecho de que la prensa pueda mentir descaradamente no es un descubrimiento de la extrema derecha de hoy.
Excelentes sus entradas . Sus lecturas, comentarios y reflexiones son alimento para esta lectora .
ResponderEliminarEs muy gratificante su comentario.
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