domingo, 18 de diciembre de 2016
EL RENACIMIENTO DE HARLEM - ANOTACIONES
martes, 29 de noviembre de 2016
lunes, 31 de octubre de 2016
Cartas incompletas: Una traducción de Dickens
Querido amigo:
Como ya te comenté estoy leyendo A tale of two cities y, como se me escapaban matices al leer la versión original, me compré una versión española, cosa difícil porque parece ser que están agotadas todas, excepto esta edición desgraciada que me ha costado una pasta gansa, pesa un quintal, ni siquiera tiene un formato adecuado y se sale del estante.
Te envío algunas perlas que no serán las últimas porque me corroe la indignación cada vez que comparo ambos libros.
Situando la época, el autor describe Francia:
Under the guidance of her Christian pastors, she entertained herself, besides, with such humane achievements as sentencing a youth to have his hands cut off, his tongue torn out with pincers, and his body burned alive, because he had not kneeled down in the rain to do honour to a dirty procession of monks which passed within his view, at a distance of some fifty or sixty yards. It is likely enough that, rooted in the woods of France and Norway, there were growing trees, when that sufferer was put to death, already marked by de Woodman, Fate, to come down and be sawn into boards, to make a certain movable framework with a sack and a knife in it, terrible in history.
Y aquí está la mutilación del llamado traductor de cuyo nombre quiero olvidarme, publicada en 1999 en un libro de editorial Alba, Barcelona.
Bajo la guía de sus pastores cristianos, se divertía con actos de humanidad, como por ejemplo, quemar vivo a un joven, después de cortarle ambas manos y arrancarle la lengua, en castigo de una acción sacrílega. Crecían en tanto en los grandes bosques de Francia y de Noruega Arboles que el Leñador, el Destino, había marcado para ser talados con la idea de construir con sus tablas un cadalso de nueva invención, provisto de una cuchilla y un saco, y del cual debía conservar la historia un espantoso recuerdo.
Probablemente el muy cretino quiere salvaguardar algún pseudovalor que se me escapa, pero esto tiene un tufo de censura moral al viejo estilo que apesta. ¡País!
Una muestra más: cuando un viajero llega a cierto hotel, sale a recibirle el director, obsequioso hasta la saciedad y totalmente en su papel de hombre eficaz y ceremonioso (es decir provinciano ─la ciudad es Dover─ que desea una imagen cosmopolita). El nombre del hotel es Royal George y la habitación que asignan al viajero también está bautizada: la Concordia. El director, encantado de tener una habitación con nombre propio, dice:
And then breakfast, sir? Yes, sir, That way, sir, if you please. Show Concord! Gentleman's valise and hot water to Concord. Pull off gentleman's boots in Concord. (You will find a fine sea- coal fire, sir). Fetch barber to Concord. Stir about there, now, for Concord!
Véase la manera de desalmar un personaje:
Muy bien. Venid por aquí, caballero. Acompaña al señor a la Concordia, y sube la maleta y agua caliente. Encontraréis encendida la chimenea en la Concordia caballero. Acompaña al señor y quítale las botas. Corre a buscar el barbero y hazle subir a la Concordia.
O sea, ni chicha ni limoná. El señor o señora de cuyo nombre ya me he olvidado está convirtiendo la literatura en una historieta que hubiera podido contar el cronista de su villa.
En fin, y tú venga a hacer cursos para afinar tu sensibilidad filológica por si te cayera alguna traducción que llevarte a la pluma.
viernes, 9 de septiembre de 2016
martes, 24 de mayo de 2016
miércoles, 13 de abril de 2016
viernes, 26 de febrero de 2016
Anotaciones sobre dos relatos de Carson McCullers
The whisky they drank that evening (two big bottles of it) is
important. Otherwise, it would be hard to account for what followed. Perhaps
without it there would never have been a café. For the liquor of Miss Amelia
has a special quality of its own. It is clean and sharp on the tongue, but
once down a man it glows inside him for a long time afterward. And that is
not all. It is known that if a message is written with lemon juice on a clean
sheet of paper there will be no sign of it. But if the paper is held for a
moment to the fire then the letters turn brown and the meaning becomes clear.
Imagine that the whisky is the fire and that the message is that which is
known only in the soul of a man—then
the worth of Miss Amelia's liquor can be understood. Things that have gone
unnoticed, thoughts that have been harbored far back in the dark mind, are
suddenly recognized and comprehended. A spinner who has thought only of the
loom, the dinner pail, the bed, and then the loom again —this spinner might drink some on
a Sunday and come across a marsh lily. And in his palm he might hold this
flower, examining the golden dainty cup, and in him suddenly might come a
sweetness keen as pain. A weaver might look up suddenly and see for the first
time the cold, weird radiance of midnight January sky, and a deep fright at
his own smallness stop his heart. Such things as these, then, happen when a
man has drunk Miss Amelia's liquor. He may suffer, or he may be spent with
joy—but the experience has
shown the truth; he has warmed his soul and seen the message hidden there.
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El whisky que bebieron esa noche
(dos botellas) es importante. De otra manera sería difícil dar cuenta de lo
que ocurrió después. Quizás sin él nunca habría habido un café. Porque el
licor de Miss Amelia tiene una cualidad especial: es limpio y penetrante en
la lengua, pero una vez que un hombre lo traga resplandece dentro de él
durante mucho tiempo. Y eso no es todo. Es sabido que si se escribe un
mensaje con zumo de limón en una hoja de papel en blanco, no dejará huella.
Pero si se mantiene el papel durante un momento cerca del fuego, entonces las
letras se vuelven marrones y el mensaje aparece. Imaginad que el whisky es el
fuego y que el mensaje solo lo conoce el alma de un hombre, entonces el valor
del licor de Miss Amelia puede entenderse. Las cosas que han pasado
inadvertidas, los pensamientos que se han refugiado muy atrás en la mente
oscura, de repente se reconocen y comprenden. El hilandero que ha pensado
solamente en el telar, la cena, la cama y luego de nuevo en el telar; este
hilandero podría beber un poco un domingo y tropezarse con un lirio del
pantano. Y podría colocar esta flor en la palma de su mano para examinar la
delicada copa de oro, y de pronto podría embargarle una dulzura aguda como un
dolor. Un tejedor podría mirar hacia arriba de pronto y ver por primera vez
el frío, extraño resplandor del cielo de medianoche en enero, y un profundo
temor por su pequeñez pararía su corazón. Cosas como estas, entonces, suceden
cuando un hombre ha bebido el licor de Miss Amelia. Puede que sufra o que lo
viva con alegría, pero la experiencia ha mostrado la verdad; ha calentado su
alma y ha visto el mensaje escondido.
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Milagros González Á.